× Fui la oficina del director a llevar unos documentos, en el pasillo mapeando se encontraba el conserje, que dicho sea de paso es otro pervertido al igual que los demás machos que laboran aquí.
El muy bellaquito me dijo que el director, el orientador y el secretario no se encontraban. Que sus oficinas estaban vacías.
Mientras me informaba, el muy mamaíto, llevaba sus robustas manos a mis muslitos y los comenzó a acariciar lascivamente.
El tipito estaba sudando pese a la baja temperatura del aire acondicionado. El muy pervertido me propuso que podíamos hacer cositas, jueguitos, él quería que fuéramos a su covachita para estar solitos, y realizar esos supuestos jueguitos. El muy bellaquito del conserje, tuvo que haber pensado que yo soy bien bobita. Yo sé de la pata que cojea. El tipito se ha clavado bien duro a muchas de mis compañeras de clases. A gran parte las ha dejado bien preñaítas pues, tiene la reputación que en cada estrepitosa venida, sus berrendos cojones bombean como un litro de fluidos preñadores muy profundo en las chochitas de las chicas que han sido sus víctimas. Por eso al enfermito del conserje se le conoce como el macho semental del colegio. Tiene más de 22 hijos.
Yo me negué a acompañarlo. Pero el insistía. Colocó su lujuriosa mano muy cerquitita de mi chochita, y con su dedo índice, apartó la protección que me brindaban mis panticitos, y comenzó a acariciar, a frotar mis gajitos con mucha intensidad.
Pensó que a través de ello, del placer, yo iba a sucumbir e irme a la covachita para ser clavada despiadadamente y sin misericordia. En eso que llega mi salvación, el director. El conserje ni se inmutó, siguió dándome deo bien duro. Pensé que el director le iba a llamar la atención. ¿Saben que hizo? Se bajó la bragueta, y meti&ocute; su mano, se agarro el plátano del amor, y comenzó a puñetirase, a hacerse daño salvajemente. Pensé, ¡aquí me jodí yo!... estos 2 cabroncitos me van a llevar a la oficina, y, entre los 2, me van a clavar despiadadamente simultáneamente.
Pero ambos pervertidos comenzaron a discutir puesto que uno quería llevarme a su covachita, y el otro, a su oficina. Ahí aproveché y me escapé de las garras de esos 2 bellaquitos.